martes, 21 de febrero de 2012

Orejuelas de Andruido



¿No os pasa que hay recetas que sólo hacéis una vez al año? Sí, están muy ricas, os encantan, pero por algún motivo sólo y exclusivamente se hacen en una determinada fecha... ¿será la tradición? Me pasa con el roscón de reyes y me pasa con las orejuelas. Y eso que todos los años mi madre y yo nos prometemos volver a hacerlas unas semanas después... semanas que se convierten en un año. Y al final sólo las hacemos una vez al año en Carnaval ¡como manda la tradición! Y es que así las hacía mi abuela, así las hace mi madre (y yo con ella) y así parece ser que las haré yo con mi hija... ¡o no! A saber qué hará mi hija, jeje.

Esta es una de esas recetas que pasan de generación en generación, que en cada pueblo, en cada familia, se hacen de una manera, incluso se llaman de diferente manera: orejuelas, hojuelas, orejas... En nuestra zona son orejuelas y la receta que usamos en mi familia desde hace ya varias generaciones es la que os cuento ahora:



INGREDIENTES (para muuuuchas orejuelas)

4 huevos
1 taza (tamaño café) de aceite de girasol
1 taza (tamaño café) de orujo
2 cucharaditas de levadura química
2 cucharadas soperas de azúcar
harina (entre 800 gramos y 1 kilo)



PREPARACIÓN

Batimos los 4 huevos y les añadimos la taza de aceite y la de orujo. Mezclamos la levadura con el azúcar y lo agregamos a la mezcla anterior mezclando bien. Incorporamos la harina poco a poco, hasta que la masa no se pegue y esté manejable, puede que necesitemos un poco menos de lo que indico o incluso una pizca más, dependerá del tamaño de los huevos, del tamaño de nuestras tazas de café, etc. No debe quedar una masa dura. Dejamos reposar la masa, cubierta con un paño de algodón, durante unos 20 minutos. A continuación iremos cortando trozos y estirando con un rodillo hasta conseguir una lámina fina, de unos 2 milímetros, que cortaremos en trozos cuadrangulares de tamaño... al gusto del consumidor (a nosotros nos gustan medianos, se fríen mejor, de unos 10 centímetros, 15 como mucho). Nada más cortar se fríen en abundante aceite caliente hasta que se doren. Se sacan de la sartén y se colocan en una bandeja con papel de cocina para absorber el exceso de aceite. Se espolvorean con azúcar y listas para comer... no hace falta que se enfríen mucho, nosotras siempre nos comemos alguna al poco de sacar de la sartén y ¡están de muerte!



Se puede hacer la mitad de la receta, dividiendo las cantidades a la mitad. Algunas variantes añaden zumo de naranja, o fríen el aceite con una cáscara de naranja antes de mezclarlo con los huevos. También hay recetas que llevan anís en vez de orujo, o que no echan levadura... pero como digo, esta es la nuestra, la que nos gusta y la que he querido compartir con vosotros. Y os preguntaréis por qué las llamamos orejuelas de Andruido, pues es simple, así llamaba mi abuela al Carnaval (al parecer era una fiesta ancestral, como el Entroido gallego, que durante la  época del franquismo, cuando no se celebraba el Carnaval, se recordaba por la proximidad del cambio de estación) y se han quedado con este nombre las orejuelas. 



Si os animáis a probarla ¿me contáis qué os parece?


5 comentarios:

  1. Qué buena pinta! A ver si me animo a hacerlas, aunque sea el carnaval que viene :-).
    ¡Enhorabuena por todas tus recetas! Tengo varias pendientes para hacer, aunque me da que no me van a quedar tan bien.

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  2. Gracias :-) Seguro que te quedan fenomenal. Ya me contarás. Un beso!

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    Un saludo!

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  5. Esto... me olvidé de decir que el premio de haber sido premiada es el derecho a otorgar tú cinco premios. Venga!

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